FERTILIDAD
Qué hacer cuando el bebé no llega?
Las parejas deben entender que la concepción puede tardar hasta un año. La angustia puede alterar la ovulación y afectar la fertilidad.
La ansiedad es un estado de alerta desde el punto de vista físico y psíquico. Frente a un evento estresante, como el deseo permanente de quedar en embarazo y no verlo materializado a corto plazo, el organismo puede responder con alteraciones hormonales que influyen en la ovulación, afectando la posibilidad de fecundación.
“Las mujeres son susceptibles a la ansiedad y se descuadra la forma como se producen y metabolizan las hormonas”, afirma la siquiatra Rocío Barrios. El hecho de no concebir le genera a la mujer malestar, impotencia y frustración, que se puede traducir, por ejemplo, en un óvulo de baja calidad, agrega la siquiatra Juanita Atuesta.
“Algunos periodos de estrés crónico pueden derivar en ausencia de ovulación, que obviamente impacta en la fertilidad”, explica, por su parte, el ginecoobstetra Nicola Ambrosi. Los fenómenos relacionados con el estrés, añade, modifican la acción de los neurotransmisores y las hormonas a nivel del sistema nervioso central.
El estrés de cualquier tipo, no sólo producto del afán de gestar un hijo, tiene un impacto en el cuerpo. “Vemos con frecuencia en mujeres estresadas por cuestiones laborales o problemas de pareja, cuadros clínicos en los cuales no les vuelve a venir la menstruación o, por el contrario, sangran todo el tiempo”, indica Ambrosi. Estas alteraciones del ciclo expresan un desorden a nivel ovulatorio.
Por qué la ansiedad
Según la siquiatra Rocío Barrios, las mujeres empiezan a sentirse culpables y responsables de algo sobre lo cual no tienen control, como lo es la concepción. En realidad, dice, mujer y feminidad significan maternidad, un concepto difícil de eliminar y que conlleva la alteración de la autoestima por esa ‘aparente’ incapacidad de fecundar.
“A veces, algunas mujeres son muy ansiosas y manifiestan angustia anticipatoria, pues dicen que no van a poder ser madres”, expresa la siquiatra. Esta ansiedad se presenta a cualquier edad, aunque depende del carácter de la mujer. Algunas, recalca Barrios, son muy obsesivas y esquemáticas en su vida hasta el punto de organizar su agenda cotidiana en el campo laboral y en el personal. Por otro lado, hay quienes les afana el reloj biológico y piensan que ‘las dejó el tren’.
Para la siquiatra Juanita Atuesta, es muy frecuente la relación entre depresión y ansiedad. “Esto ocurre cuando la mujer se siente incompleta por no tener un hijo. Si el hombre la presiona, aumenta la ansiedad, lo cual ocurre en muchos casos”, afirma la especialista.
Tratamiento siquiátrico
En el manejo terapéutico, la mujer debe recuperar su autoestima y pensar que es capaz de concebir.
“Deben estar serenas consigo mismas y cuando comprendan que en sus manos no está fecundar sino mantener el proceso de gestación, la situación cambia”, señala Barrios. En el proceso, indica la siquiatra Atuesta, es clave identificar el factor que desencadena la ansiedad, ya sea temor a perder el trabajo, limitarse laboralmente o la existencia de problemas de pareja. Cuando la mujer comprende que existen soluciones, descansa. Algo importante, añade, es que se acepte con sus defectos y cualidades, cuente con el apoyo incondicional de su pareja y tenga un desempeño laboral satisfactorio.
En ciertos casos, advierte Atuesta, la ansiedad puede prolongarse y, en el futuro, afectar la relación con el bebé: mujeres que vomitan durante todo el embarazo tienen problemas para lactar y, cuando nace su pequeño, lo sobreprotegen demasiado, proyectando su ansiedad sobre él. En el futuro, estos niños se vuelven inseguros.
Una historia de angustias
Alejandra, una mujer de 30 años, casada y con un hijo de 6 años, quería quedar nuevamente en embarazo. Se casó con cinco meses de gestación y tuvo que afrontar el rechazo de su familia y la de su pareja por esta unión.
Después de suspender el método de planificación, intentó ser madre por segunda vez pero, transcurrido un año, no logró hacerlo realidad y culpó a los anticonceptivos de su infertilidad. Los médicos le pidieron que se tranquilizara porque su angustia sólo lograría retrasar aún más la posibilidad de fecundar.
Le hicieron todos los exámenes de rigor para conocer la causa de su infertilidad. Resultado: no se encontró un factor que explicara su incapacidad de concebir. Entonces, inició un trabajo terapéutico y descubrió que este deseo de volver a ser mamá removía cosas del pasado: conflictos familiares derivados de la no aceptación de su relación sentimental por parte de ambas familias. Cuando lo asumió, logró quedar en embarazo. Cuatro meses de terapia, con dos visitas semanales al siquiatra, le dieron la posibilidad de tener nuevamente un hijo, quien hoy tiene 3 años de edad.
¿Cuándo inducir la ovulación?
Hay un estrés general en las parejas para la búsqueda del embarazo, sobre todo en aquellas donde el factor edad es una carrera contra el tiempo. “Cuando una mujer se quiere embarazar, suspende su método anticonceptivo y a partir del momento en que le llegue el periodo menstrual, ya está estresada”, dice Ambrosi. Es, entonces, cuando se le debe explicar que la concepción toma su tiempo.
Para que una pareja sana ‘queme’ el 80 por ciento de posibilidades de lograr el embarazo, deben transcurrir al menos 12 ciclos ovulatorios consecutivos de relaciones sexuales sin protección, con un objetivo reproductor.
Si, transcurrido el año, la gestación no se logra, debe consultar con el especialista las posibles causas de su infertilidad.
Un problema emocional como la ansiedad debe ser el último factor a considerar antes de pensar en un responsable de esa incapacidad temporal para concebir. Después de agotar hasta la última de las opciones –condiciones anatómicas, medio ambiente o medicamentos- se puede plantear el uso de tratamientos farmacológicos para inducir la ovulación.
“Esto no quiere decir que se les den pastillas a todas las pacientes estresadas. Cuando yo no encuentro ninguna base real que me explique por qué una mujer no ovula, puedo optar por la inducción”, dice Nicola Ambrosi. farmacológicamente”, explica el ginecoobstetra.
Fuente consultada: www.abcdelbebe.com/antes-del-embarazo/fertilidad/fertilizacion/que-hacer-cuando-el-bebe-no-llega
Desayunar abundantemente puede aumentar la fertilidad

Un copioso desayuno puede ser la clave para quedarse embarazada, al menos para las mujeres que sufren el síndrome de ovario poliquístico (SOP), según los resultados de una investigación realizada por la Universidad Hebrea de Jerusalén.
El estudio, realizado durante doce semanas en el Hospital Wolfson, concluye que el número de mujeres que ovulaban tras ingerir un desayuno abundante creció considerablemente, así como sus niveles de fertilidad.
El SOP, también conocido por el nombre de síndrome de Stein-Leventhal y que afecta a entre el 6 y 10 por ciento de las mujeres en edad reproductiva, es un trastorno endocrino que arrastra frecuentes desequilibrios hormonales, lo que, como consecuencia, genera menstruación irregular y resistencia a la insulina.
Durante la investigación, de la que da cuenta la edición electrónica del diario Yediot Aharonot, se analizaron dos grupos de mujeres con un índice de masa corporal saludable (BMI), a las que se administró una dieta de 1.800 calorías al día.
La mitad de ellas ingirieron 980 del total de las calorías en el desayuno, mientras que la otra mitad lo hizo en la cena.
El resultado fue que entre las primeras se registró un descenso del 8 por ciento en los niveles de glucosa y en la resistencia a la insulina, así como una caída del 50 por ciento en los niveles de testosterona.
En las segundas no se registró ninguna alteración, ni química ni hormonal.
Según la fuente, el primer grupo informó de un incremento dramático en el número de mujeres que ovularon y en los índices de fertilidad.
"La investigación demuestra que es importante el número de calorías que ingerimos al día, pero también lo es el momento en el que lo hacemos", dijo el profesor Oren Froy, de la Universidad Hebrea, que dirigió el estudio.