CARDIOLOGIA
De corazón... cuídate
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Sumario
No esperes más, chequea tu corazón hoy
Desde el año 2000 cada 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón,
cuya organización en más de cien países del mundo está a cargo de la Federación Mundial
del Corazón, con apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). En este día se
busca hacer del conocimiento público que la principal causa mundial de muertes son las
enfermedades cardiovasculares (ECV); según el Centro para el Control y la Prevención
de Enfermedades (CDC), están entre las principales causas de mortalidad en la población
latina, y proyecciones de la OMS indican que para el año 2030 el número de fallecimiento
puede llegar a 24 millones.
¿Qué son las ECV?
Son todas aquellas dolencias que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Estas pueden
clasificarse en:
1- Cardiopatía coronaria: afecciones de los vasos sanguíneos que riegan el corazón o
miocardio.
2- Enfermedades cerebrovasculares: dolencias de los vasos sanguíneos que irrigan el
cerebro; son los derrames cerebrales o ataques isquémicos transitorios.
3- Arteriopatías periféricas: enfermedades de los vasos que llegan a los miembros
superiores e inferiores.
4- Cardiopatía reumática: se trata de lesiones del corazón y de las válvulas cardíacas,
causadas por la fiebre reumática, que puede ser producida por estreptococos.
5- Cardiopatías congénitas: malformaciones del miocardio presentes desde el nacimiento.
Hábitos para cuidar la salud cardiovascular
Al menos un 80% de las ECV se pueden prevenir si se conocen y evitan los factores
de riesgo. Pero ¿cuáles son estos factores? Algunos son el tabaquismo, la obesidad,
el sedentarismo, la elevada tasa de colesterol en la sangre, la hipertensión arterial, la
diabetes, la edad avanzada y el historial familiar de enfermedades cardíacas.
Si los antecedentes o la edad no son modificables, todo lo demás sí, siempre que se
adopte un estilo de vida más sano. Hacer ello no solo ayudará a hacer más sano y
fuerte nuestro corazón, sino que también podremos evitar otras enfermedades como la
diabetes, la enfermedad renal o el cáncer.
Algunas de las acciones a seguir son las siguientes:
1- Tener una alimentación saludable: dependiendo de lo que se ingiera en la dieta
diaria se puede reducir o aumentar la presión arterial, el colesterol, los triglicéridos y el
azúcar en la sangre. Son recomendables los alimentos bajos en grasas y sales, las frutas y
verduras y los ácidos grasos polisaturados que contienen altas fuentes de omega 3; estos
se encuentran presentes en pescados como sardina, boquerón, salmón y atún. El omega
3 ayuda en la reducción de triglicéridos y colesterol LDL (colesterol malo) y aumenta los
niveles de colesterol HDL (colesterol bueno).
2- Actividad física: se debe evitar el sedentarismo. Lo recomendable es practicar al menos
de una hora a una hora y media de ejercicio moderado a la semana para reducir el riesgo
de ECV; de no ser posible, se debe intentar moverse al menos diez minutos diarios.
3- Controlar el peso: puede lograrse siguiendo los dos puntos anteriores. El sobrepeso y la
obesidad incrementan las posibilidades de padecer ECV; aparecen la hipertensión arterial,
hiperlipidemias (exceso de grasas como colesterol o triglicéridos en la sangre), diabetes y
apnea del sueño. Además, eleva el riesgo de sufrir asma, artritis y algún tipo de cáncer.
4- Respetar las horas de sueño: lo ideal para un adulto es dormir entre siete y nueve
horas, menos de ello genera distracción, cansancio y aumenta el riesgo de accidentes
laborales y el estrés.
5- No fumar: el tabaco aumenta la presión arterial, estrecha los vasos sanguíneos, eleva
la posibilidad de que se formen coágulos e incrementa el riesgo de padecer un ataque
cardíaco o un accidente cerebrovascular. Un fumador pasivo también puede sufrir ECV,
sus probabilidades son de un 25% o más.
6- Conocer y controlar los números: se deben vigilar las tasas de colesterol, triglicéridos,
azúcar y presión arterial. Para ello, hay que concertar una visita con el médico de
cabecera; él dará las indicaciones pertinentes e indicará qué exámenes deben realizarse.
7- Estar al tanto de los antecedentes familiares: si un miembro de la familia sufrió una
enfermedad cardiovascular esto indica un peligro futuro para la salud. Pero no todo es
alarma. Sabiendo esto se estará sobre aviso para adoptar un estilo de vida saludable.
Recomendaciones finales
Para reducir al máximo las posibilidades de que se vea afectada la salud cardiovascular,
hay que asumir la importancia de tomarse el pulso. Según el doctor José Torres V.,
cardiólogo intervencionista, secretario de la Sociedad Venezolana de Cardiología y jefe del
Centro de Medicina Cardiovascular de la Clínica Santa Sofía, “tomarse el pulso es tener
la capacidad por parte del mismo paciente para regular su salud y detectar precozmente
arritmias cardíacas”.
Se recomienda empezar a tomarse el pulso a partir de los cuarenta años de edad, una vez
al mes o cada dos meses. Esto es útil si la persona no tiene síntomas de tener una ECV.
A continuación se presentan los pasos para tomarse el pulso correctamente:
1- Ubicar en un lugar de fácil visibilidad un cronómetro o reloj con segundero.
2- Acostarse o sentarse por quince minutos antes de tomarse el pulso; se necesita estar
relajado.
3- Encontrar con los dedos índice y medio de una mano el pulso en la muñeca del brazo
contrario.
4- Contar el número de pulsaciones por un período de treinta segundos.
5- Multiplicar el número de pulsaciones obtenidas por dos; así se podrá determinar
cuántas veces late el corazón en un minuto.
6- Si el resultado se encuentra entre sesenta y cien latidos por minuto, el pulso está
dentro de los límites normales.
7- Si las pulsaciones son irregulares y el número excede cien latidos por minuto, hay que
consultar al médico de confianza.
Escrito por: Beatriz Beuchaverri -Periodista