ACTIVIDAD FISICA Y SALUD
Resolver crucigramas mantiene hasta 15 años más joven al cerebro
Así lo afirmó el profesor Ian Robertson, del Trinity College de Dublín, en un acto organizado en el marco del Festival de la Ciencia de Gran Bretaña, que se celebra en la capital irlandesa.
"El cerebro es un órgano plástico, al que se da forma según lo que hagamos. Las personas vivimos hoy más años, pero la mayor amenaza para la población que envejece afecta a las funciones cerebrales", explica Robertson al diario The Times.
Personas de más de sesenta años participaron en un programa de cuatro meses de ejercicios aeróbicos, que ayudaron a los pulmones a respirar más profundamente y al corazón a latir con más fuerza.
Los beneficios de esos ejercicios se hicieron sentir de modo especial en los lóbulos frontales del cerebro, que son los que participan en la organización, la toma de decisiones, la atención y la memoria.
Ese tipo de ejercicios físicos genera una substancia química que estimula el crecimiento de nuevas células y conexiones cerebrales, incrementando el nivel de serotonina, que controla el estado de ánimo, a la vez que estimula los vasos sanguíneos que alimentan el cerebro.
"Para las personas de más de cincuenta años, el ejercicio es una especie de droga milagrosa que fomenta la actividad cerebral, refuerza la memoria y aplaza la pérdida de agilidad mental", explicó el científico irlandés.
También es importante una buena dieta: los alimentos ricos en grasas saturadas aceleran el proceso de degradación mental mientras que el estrés puede también tener graves consecuencias si es prolongado.
"Una de las razones por las que nos falla la memoria es porque cuando alcanzamos cierta edad no atacamos las informaciones con el mismo vigor que cuando éramos jóvenes", señaló Robertson.
La energía: qué es y cómo se obtiene
Si los carros necesitan combustible, el cuerpo humano requiere energía para todas sus funciones
Cuando una persona inicia una dieta suele pensar que lo primero que debe hacer es reducir su consumo de calorías, sin detenerse a pensar qué son ellas, cuál es su importancia o cuánta debe ser nuestra ingesta calórica diaria. A veces creemos que ellas son el enemigo a vencer cuándo buscamos perder peso, pero olvidamos que son la gasolina que el cuerpo necesita para trabajar como una máquina bien engranada.
Antes de explicar qué son las calorías es necesario comprender primero qué es la energía, cuál es su importancia, de dónde procede y cómo podemos conseguirla
Dice Sandra Chaves Delgado en las Guías alimentarias para la educación nutricional en Costa Rica que la energía “es el combustible que el cuerpo humano necesita para vivir y ser productivo”. También puede entenderse como la capacidad de realizar un trabajo o acción. En otras palabras: vivir es estar lleno de energía. ¿Y de dónde procede esta fuente de movimiento y trabajo del cuerpo humano? De nuestras propias reservas corporales y de los alimentos que consumimos; al transformarse en sustancias nutritivas durante la digestión, gracias a reacciones bioquímicas, se produce la energía necesaria para llevar a cabo la síntesis y mantenimiento de los tejidos corporales, la conducción nerviosa, el trabajo muscular y la conservación de la temperatura corporal, entre otros.
Como toda máquina, el cuerpo humano tiene necesidades de energía específicos; si el consumo energético es insuficiente el motor de un carro no arrancará, y si es excesivo es muy probable que se estropee. Así, si un niño, por ejemplo, consume menos energía de la que requiere, las reservas de grasa se reducirán y, con ellas, la masa muscular. Con la consiguiente pérdida de peso disminuyen la velocidad del crecimiento y la actividad física y puede sobrevenir la desnutrición. Si por el contrario el consumo es mayor, la energía sobrante se convertirá en grasa, aumentará el peso, se padecerá sobrepeso u obesidad y con ellos aumenta el riesgo de padecer diabetes, problemas cardiovasculares u óseos.
Se debe tener en cuenta que el requerimiento energético no es igual para todas las personas. Afirma Chaves que se deben considerar aspectos como edad, sexo, estatura, estado fisiológico, clima y actividad física. Una caloría, esa supuesta enemiga de todas las dietas, no es más que una unidad de medida que indica el aporte de calor (he allí su nombre) para elevar la temperatura de un gramo de agua, de 14,5°C a 15,5°C. A mayor consumo calórico, mayor energía. Así que lo importante no es la cantidad de calorías que consumamos sino el requerimiento y el equilibrio energético, esto es, cuando la ingesta de energía iguala al gasto energético total (cantidad de energía que emplea el cuerpo).
Cabe ahora preguntarse cómo se puede obtener energía. Ya sabemos que esta proviene de los alimentos, pero ¿cuáles son los que llenan nuestro tanque de combustible? La respuesta es sencilla: todos los alimentos son fuente de energía, pero, como es de suponerse, unos lo son más que otros.
En Venezuela, en el año 2007, el Instituto Nacional de Nutrición creó un nuevo paradigma para la agrupación básica de los alimentos: el Trompo de los Alimentos. Se trata de una clasificación constituida por cinco grupos. Los alimentos que se encuentren en una misma franja o grupo tienen similitud en cuanto al aporte energético y de nutrientes (sustancias que el cuerpo necesita para cumplir adecuadamente sus funciones), por lo que pueden ser sustituidos entre sí en cantidades adecuadas.
A continuación mencionaremos los cinco grupos que conforman al Trompo de los
Alimentos.
Cereales, granos, tubérculos y plátanos: son los principales alimentos aportadores de energía, que además suministran vitaminas del complejo B, hierro y fibra. Se recomienda consumir una o dos porciones por plato al día e incluyen casabe, arroz, yuca, plátano, papa, bollito, arepa, maíz, batata y granos (caraotas negras, frijoles)
Hortalizas y frutas: este grupo contiene minerales, vitaminas A y C, agua y fibra, que favorece las funciones intestinales. Deben comerse cinco porciones diarias. Se incluyen, entre otros, mango, piña, melón, patilla, guayaba, cambur, lechosa, mandarina, naranja, parchita, limón, tomate, lechuga, remolacha, auyama, zanahoria, cebolla, pimentón, repollo, coliflor, brócoli, berenjena, berro y calabacín.
Lácteos, carnes y huevos: estos alimentos son fuentes de proteínas que con tienen calcio, hierro y vitaminas A, D, B1, B2, B12. Al grupo pertenecen leche, queso, yogur, pollo, res, pescado, cerdo, mariscos y huevos. Deben comerse en menor proporción que los alimentos de los dos primeros grupos.
Grasas y aceites vegetales: son una fuente concentrada de energía que garantiza el buen funcionamiento del organismo y transportan vitaminas liposolubles, como A, D, E y K.
Mejoran el sabor y textura de los alimentos y proporcionan sensación de saciedad. Deben consumirse máximo tres cucharaditas diarias y evitarse las grasas procesadas o trans.
Algunas fuentes son margarina, aguacate, semillas oleaginosas y aceites vegetales (de girasol, maíz, soya, oliva y los tipo mezcla).
Azúcar, miel, papelón: su principal función es aportar energía de rápida utilización, por lo que si se consumen en exceso contribuyen a la ganancia de peso. Su uso es opcional, pues las frutas y hortalizas aportan este tipo de carbohidratos; si se consumen se recomienda que sea solo tres cucharaditas al día.
Aparte de estos alimentos se recomienda el ejercicio (150 minutos semanales) y un consumo mínimo de ocho vasos de agua al día, ya que ella transporta los nutrientes y crea el equilibrio perfecto para que el cuerpo pueda cumplir sus funciones.
HORMONAS Y EJERCICIO FÍSICO.
i que decir tiene la importancia que tienen las hormonas cuando nos iniciamos en cualquier tipo de práctica deportiva.
Las hormonas son sustancias químicas que se vierten a la sangre, para realizar determinadas funciones. Determinados autores afirman que, con la adaptación al entrenamiento, se van produciendo cambios en la personalidad del individuo, fruto de la liberación de hormonas con el ejercicio.
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El sistema nervioso segrega una serie de glándulas, glándulas endocrinas, que se liberan a la sangre cuando el individuo entrenado comienza a practicar, y otras, llamadas exocrinas, que tienen funcones específicas y actúan como marcadores en tejidos diana del cuerpo. Con la activación de las primeras, las endocrinas, se vierten a la sangre sustancias que influyen en la práctica deportiva provinientes de las gándulas suprarrenales, que se encuentran en la cavidad abdominal, de los islotes pancreáticos (páncreas), de los testículos y los ovarios, en el caso de la mujer.Éstas glándulas vierten hormonas a la sangre, y a continuación explicaré de qué tipo de hormonas se trata y qué implicaciones tienen cuando estamos practicando ejercicio físico. La GH, conocida vulgarmente como Hormona del Crecimiento;es la responsable del crecimiento muscular del deportista, que implica una mejora de fuerza; y como consecuencia, del rendimiento. De ahí que los deportes en que la fuerza sea predominante, como el boxeo y los y los deportes de lucha, se vean dañados en ocasiones porque los practicantes las consumen de forma exógena. También se le acusa a esta hormona de ser responsable de la pérdida de peso del deportista. |
La Hormona Antidiurética (ADH), asociada a la absorción de líquidos en la vejiga del/la deportista, !aumenta en un 800% con el ejercicio!, es decir, que cuando empezamos un ejercicio al 40% de intensidad, es razonable que te entren ganas de ir al baño.
La prolactica, tiene efectos sobre individuos muy entrenados, principalmente en corredores que superan el umbral anaeróbico, es decir, corredores de larga distancia. Además, esta hormona ha provocado bastante controversia en el deporte femenino, acusándola de ser responsable de amenorreas(ausencia de menstruación) y oligomenorreas (retraso en la primera). Principalmente las afectadas son gimnastas y corredoras de larga distancia, o deportistas que entrenan a diario a intensidades elevadas.
Los opiáceos, se liberan tras una respuesta al entrenamiento de alta intensidad, y al igual algunas drigas que se consumen de forma artificial, provocan placer y disminuyen la sensación de fatiga al/la deportista. De ahí nos viene sonando que el deporte es una droga y que "engancha".
Otras, de menor relevancia, es el Cortisol, que se libera con la exposición a situaciones muy estresantes, cómo es la competición; Las Hormonas Tiroideas, que elevan el metabolismo basal, y la Adrelanila y Noradrenalina, muy importantes tras empezar un ejercicio físico.
Si bien la primera provoca contracciones en el corazón, la segunda está implicada en el metabolismo del ejercicio. Éstas se liberan tras emociones intensas, o cuando tenemos miedo o estrés, durante la práctica deportiva. Los últimos estudios afirman que los deportes muy muy intensos tras un tiempo prolongado de realización, pueden agotar la liberación de adrelanina.
La Dopamina y las Categolaminas tienen efectos parcecidos a la adrelanina durante el ejercicio; y la Insulina, o azúcar en sangre, es una hormona que disminuye a medida que nos vamos ejercitando. Por último, el estradiol, interfiere en procesos ováricos de mujeres deportistas tras la práctica de 8 semanas de ejercicio moderado.
Para concluir, éstos son algunos efectos , de forma resumida, de las hormonas que se liberan en el cuerpo del/la deportista tras la aparición de ejercicio físico o con entrenamiento.